Frase de la Semana

"Maestro, ¿qué hacía antes de iluminarse?
Acarreaba agua y cortaba leña.
¿Y cuando comenzó el sendero del Zen?
Allí, el acarrear agua y cortar leña ya no significaban nada.
Y ahora, ya iluminado, ¿qué hace?
¡Acarrear agua y cortar leña!".


viernes, 1 de mayo de 2009

Conversando conmigo mismo

El otro día pensaba respecto de este tema de las conversaciones, y en ese sentido me preguntaba, ¿qué tipo de conversaciones tengo?, ¿cómo son mis conversaciones con mi esposa, con mis papás, con mis hermanos, con mi jefe, con las personas que están bajo mí en la empresa, con mis amigos, con los consejes del edificio, con los clientes, en fin, con todo con quien de una u otra manera me relaciono? Pero luego me pregunté: ¿que tipo de conversaciones tengo conmigo mismo?

Automáticamente, todo lo demás quedo en segundo plano, y me enfoqué en pensar y observar si mis converaciones internas lograban generar algún tipo de avance personal, si más que desafiarme, me autocompadecía, si soy capaz de dejar de lado los juicios que tengo de mí. En definitiva, si soy capaz de tener la valentía y el coraje para mirar profundamente dentro de mí, a pesar que quizás haya muchas cosas que no quiero encontrar, otras que sé que están, pero prefiero no abordar, y cuántos otros aspectos que cambiar y otros que potenciar.

Luego me preguntaba, ¿cómo pretendes ser un buen agente facilitador de conversaciones poderosas, si ni tú mismo te atrevés a correr los riesgos que eso implica?

No es la primera pregunta provocativa que me hago a mí mismo, sin embargo es la primera vez que la tomo totalmente en serio. Como contaba al inicio de mi otro Blog, estoy en búsqueda del liderazgo personal, de la autogestión y de la automaestría., hace tiempo, y soy Yo quien debe dar el primer paso a preguntarse ¿Quién soy, quién quiero ser?

Así, siento que he tenido una conversación poderosa con mi Yo Interior, pues me ha llevado a buscar en el pasado causas de quién soy hoy. Ver las acciones que he comentido y que no he cometido que me han llevado a convertirme en quién soy hoy. Lo mismo con mis actitudes, mis pensamientos, mis juicios y mi mirada.

Leo "El Principito", y me doy cuenta de la cantidad de paradigmas que tengo y que no me permiten avanzar. Veo como la vida adulta con sus políticas, sus normas, sus "tener que ser", sus "tener que hacer", sus obligaciones, y sus responsabilidades, han abandonado al niño que tengo: el que no se complicaba, el que soñaba, el que no se aferraba a lo externo, el que no tenía una mente abierta a infinitas posibilidades... ...voy encontrándome con mi GPS Interior (que enseña Ignacio Fernandez), y me da miedo, pues veo que exite otro mundo, veo lo que realmente quiero, pero por sobre todo, veo lo difícil que es salir de los paradigmas que siempre he conocido para llegar a lo que realmente quiero.

Pero al mismo tiempo, me lleno de esperanzas, pues estoy comenzando a volver a soñar, y a suplir los sueños de niñez, con nuevos sueños que me abren a otro mundo de posibiidades.

3 comentarios:

Ignacio Fernández Reyes dijo...

Cuánto coraje en tus preguntas. He visto que la clave del aprendizaje de los nuevos paradigmas, creencias, actitudes y comportamiento es DESAPRENDER. Dejar de lado lo aprendido, las conductas que ya han sido exitosas (aunque desde un observador más estrecho), las creencias que lo fundaron a uno y que ya no son funcionales, las promesas que uno hizo y que están obsoletas, los valores que creyó inamovibles y que desde la conexión con el GPS interior se empiezan a caer a pedazos. No es para criticarse ni cuestionar el pasado. Es para construir nuevas narrativas de ti mismo, que permitan interpretaciones expansivas, y que abandonen para siempre dos venenos mortales del sentir humano: la autocompasión y la victimización.

Desaprender implica inseguridad conductual, que se sustituye con seguridad afectiva, esa certeza interior de que se está en la senda cierta, que tiene pocas seguridades externas, muchas dudas y un GPS interior sentido que grita que ese es el camino. Y como toda innovación de sí mismo, siempre es en los bordes, en la bruma, en la semisombra de lo oscuro y lo desconocido. Ese el coraje de tus preguntas del sí mismo. Saber que en eso desconocido que asusta está la única opción de ser más, el ser luminoso.

Un abrazo,

Rodrigo Silva Ortúzar dijo...

Gracias Ignacio,

Tus palabras me dan impulso, y me gustan, porque creo que entiendes lo que trato de expresar.

Un abrazo!!!

Carmen Ortúzar dijo...

Qué lindo, mi Yoyo... En todo caso, el pasado es nuestra base, y de ahí para adelante uno puede cambiar. Siempre se puede ser mejor persona, vivir con lo mínimo y dar más de lo mejor: amor, que es lo único que cura al mundo y que lo hará crecer en felicidad. Todos estamos aptos para dar su granito. No importa que nos equivoquemos en muchas cosas si el amor es nuestro guía... Con ese mismo amor recibido podremos arreglar lo mal andado. Que el amor sea tu guía en este caminar hacia tu interior. Cuando algún día vayas a Encuentro Matrimonial con Susy se van a encontrar con varias sorpresas hermosas. Veo que el Señor está preparando la tierra para hacerla fértil.
Muy motivante tu reflexión. Te felicito y agradezco esta página.